Inmersa en una tranquila tarde primaveral, la abadesa contempla momentos de tranquilidad a las puertas de la ciudad. Paisajes rurales habitados por alegres pastores y agricultores, dedicados a danzas y ejercicios poéticos. Lugar de serenidad y paz, luminoso y festivo, fuente de inspiración. Una dulce lectura que encanta a la abadesa rodeada del entorno del país y de la imaginación con la que sueña fuera de su reclusión.
Annese Laquintana
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Dónde está y cómo llegar (Referencia n.4)